Carta al médico joven
Cuando hace casi cinco años me preguntaron si quería formar parte de una candidatura para Junta Directiva del Colegio tuve la misma duda que creo tendrían muchos médicos jóvenes (aunque ya no lo sea tanto, porque cinco años dan para mucho): "Y el Colegio, ¿para qué sirve?".
La respuesta que me dieron no pudo ser más inteligente y fue la que consiguió engancharme: "El Colegio sirve para lo que los médicos queramos". Efectivamente es así. Pero como toda institución colectiva requiere para su correcto funcionamiento de la implicación de, al menos, un grupo suficiente. Obviamente, dedicar parte de tu tiempo a esta labor supone desplazarlo desde otros menesteres. Los médicos jóvenes tenemos en muchas ocasiones hijos pequeños, contratos inestables, muchas ganas de trabajar en la asistencia médica (que para eso somos médicos) y al menos una hipoteca. ¿Nos merece la pena?
El Colegio de Médicos tiene el mandato constitucional (como cualquier Colegio oficial hacia la profesión que representa) de salvaguardar la ética y deontología en el ejercicio profesional. Repito, en contra de lo que pudiera parecer, el principal cometido de cualquier Colegio oficial no es sólo velar por los intereses de los colegiados, sino de la ciudadanía frente a sus miembros. Como corporación de derecho público, su obligación es preservar a la ciudadanía de prácticas poco éticas por miembros de la profesión que representan. Por ello deben velar porque individuos sin capacitación académica ejerzan (control del intrusismo), así como de excesos de médicos sobre pacientes (excesos que no supongan delito porque esto sería competencia de los tribunales de justicia).
Pero también entre sus objetivos figura velar porque los profesionales puedan desarrollar su profesión de forma digna. La legislación pone límites a esta labor, así cualquier Colegio oficial tiene terminantemente prohibido establecer límites a la libre competencia entre sus profesionales, como implantar o recomendar baremos económicos mínimos o incluso orientadores.
A pesar de ello, hay muchas cosas que se pueden hacer para intentar mejorar la dignidad del ejercicio profesional. Proponer y defender unas instalaciones básicas o una dotación de personal suficiente para la realización de determinados procedimientos, establecer unos requisitos mínimos para seguir certificando a un especialista con el marchamo de calidad de los Colegios oficiales, etc. Los Colegios oficiales debemos trabajar en colaboración con las sociedades científicas para crear o colaborar en la creación de estos protocolos de buena praxis.
Pero para ello necesitamos que como médicos jóvenes nos involucremos y trabajemos por estas mejoras. Cuando llegamos a la directiva del RICOMS nos encontramos unas bases de datos poco actualizadas, mucha necesidad de personarse en el RICOMS para realizar las pocas gestiones necesarias y una institución muy centrada en sí misma.
Desde hace tres años estamos actualizando los sistemas para la obtención de certificados (p.e Certificado IRPF, certificado de estar colegiado) para que su obtención sea más rápida y cómoda, pusimos en marcha la compra de receta privada on-line, mejoramos el sistema de comunicaciones por correo electrónico acelerándolo, actualizamos la web colegial, potenciamos el tablón de anuncios y la bolsa de empleo, así como creamos este blog. Hemos apostado, por primera vez en este Colegio, por el apoyo incondicional a la Investigación y se ha creado el Premio para Investigadores Jóvenes, que este año cumplirá su segunda edición. Asimismo, y en esa búsqueda de la formación de excelencia, hemos potenciado nuestro Colegio como sede para la celebración de Congresos y Simposios internacionales y nacionales.
Al menos lo básico está hecho para tener las herramientas que hacen falta para poder coordinarse y trabajar por que nuestra profesión alcance la dignidad en el ejercicio que precisa. Estamos poniendo en práctica un localizador de consultas médicas que permita al paciente localizar al colegiado de forma individual, para facilitar su búsqueda en internet. Ahora queda que los colegiados usen y difundan esta herramienta.
Pero para tener fuerza como colectivo hay que implicarse, y debemos hacernos una pregunta. ¿Cuándo me interesa más luchar por mi profesión? ¿A los setenta años o a los treinta?
Desde el RICOMS te invitamos, te animamos y te pedimos que te impliques más con tu Colegio profesional.
Carlos Velázquez Velázquez
Vicesecretario del RICOMS
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