¿MIR o Burger King? He ahí la cuestión
El próximo 10 de febrero se celebra el examen MIR 2018, en el que 14.450 licenciados en Medicina aspirarán a superar esta prueba de fuego para lograr una de las 6.513 plazas ofertadas por la Administración. O lo que es lo mismo, el examen que les hará pasar de la teoría a la práctica, de estudiantes a médicos especialistas.
Porque ésta es la realidad de los médicos internos residentes: su residencia es, de facto, el mejor taller de prácticas de lo que es el día a día de la profesión en los centros sanitarios públicos. Este aforismo, sin embargo, tiene una doble lectura para el residente: la carga de trabajo asistencial –sobre todo en urgencias-, aun supervisada, es realmente grande. Un MIR trabaja igual que el resto de facultativos y, además, comparte responsabilidades de la misma forma, incluyendo al propio paciente. Esto forma parte tácita de la formación tanto profesional como personal de los médicos; es, en gran parte, lo que nos hace de otra pasta. Dura lex, sed lex decían los clásicos (“La ley es dura, pero es la ley”). Lo admitimos y lo aceptamos: es la realidad del MIR por la que muchos pasamos. Pero luego está la otra lectura… y hablamos del reconocimiento pecuniario.
Recientemente podíamos leer una noticia cuyo titular puede sorprender a muchos, pero no a los residentes: ‘Un MIR solo cobra 79 euros más que un trabajador de comida rápida’. Esto es: un residente de primer año cobra de media un salario bruto de 1.151 euros al mes (sin guardias), 79 euros más que un trabajador de Foster’s Hollywood. En Andalucía, esta diferencia es aún más corta: la retribución es de 1.103 euros por mes brutos que, una vez descontado el IRPF y la Seguridad Social, se queda en una retribución neta de 920 euros por mes.
No estamos pidiendo, ni mucho menos, que se igualen por debajo (tenemos mucho respeto a los profesionales de la comida rápida, aunque no sea la más sana, precisamente), sino de reconocer de forma más justa el grado de responsabilidad profesional de los MIR. Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) se señala que “es un tratamiento injusto y discriminatorio que necesita una rectificación urgente”. El RICOMS se suma a esta petición y exige a las Administraciones que se valore a los médicos residentes de forma proporcional a su trabajo, el cual es, ni más ni menos, ser médicos.
A los aspirantes MIR os decimos: no os desaniméis, porque nuestra profesión es la mejor del mundo, pero también la más dura… aunque muchos aún no lo quieran ver y, sobre todo, reconocer. ¡Suerte a todos!
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