"Las personas trasplantadas nunca olvidan a sus donantes"
Durante la pandemia se redujo sensiblemente la actividad de donaciones y trasplantes en España. ¿A qué cree que se debió?
Los hospitales y las Unidades de Cuidados Intensivos estuvieron prácticamente bloqueados por enfermos muy graves y con alto riesgo de contagio. A pesar de ello, se mantuvieron abiertos los programas de trasplantes para los casos muy urgentes. Es digno de elogiar que durante los peores momentos de la crisis del COVID-19 se realizaron en España 274 trasplantes de órganos, 25 de ellos infantiles y 30 en “Urgencia Cero”, gracias a la solidaridad de 127 familias de donantes de órganos fallecidos. Los trasplantes de donantes vivos se volvieron a programar a medida que se fue normalizado la actividad de los hospitales
Más del 85% de los andaluces han dicho que sí a la donación de órganos y tejidos. ¿Cómo se ha conseguido llegar a este importante porcentaje?
Los andaluces éramos muy reacios a las donaciones de órganos. A principios de este siglo, en Sevilla las negativas de las familias a las donaciones era muy superiores a la media española. Faltaba información. Aunque los andaluces somos muy solidarios, nuestros corazones estaban bloqueados por miedos, desinformaciones e, incluso, por supersticiones con falsa base religiosa relacionadas con la muerte.
Este cambio de mentalidad se ha conseguido en Sevilla lenta y progresivamente, luchando mucho en los últimos 25 años. Hemos hecho muchas campañas de concienciación, tratando a los donantes como héroes sociales que salvan vidas y yendo siempre acompañados de los auténticos protagonistas de los trasplantes, los donantes y los receptores. A pesar de tener muy poco apoyo institucional, hemos dado más de 2000 conferencias en colegios e institutos, 54 pueblos ya tienen calles o plazas dedicadas a los Donantes de Órganos e implicamos a las autoridades religiosas de todas las confesiones, ayuntamientos, sindicatos, partidos políticos, periodistas, asociaciones y todo tipo de colectivos.
“No te lleves al cielo lo que necesitamos aquí” fue la Carta Pastoral del Cardenal Amigo, pionera en la Iglesia Católica, que logró abrir muchos corazones. Las Hermandades y Cofradías ya lideran el tema, enfocando las donaciones de órganos y sangre como un “acto sublime de amor al prójimo”. Incluso el colectivo gitano se ha volcado con las donaciones, tanto que desde abril de 2011 la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos es oficialmente Patrona de los Donantes de Órganos de Sevilla.
En época de pandemia Covid-19, ¿qué perspectivas hay de futuro en los trasplantes? ¿Cómo se afronta “la nueva normalidad”?
Para los Equipos de Trasplantes no existe “nueva” normalidad. Se ha vuelto a la lucha de siempre contra el reloj, a la cultura del esfuerzo, a las localizaciones de 24 horas todos los días del año…. Al estar las UCI´s libres de COVID hemos vuelto a tener donantes y, gracias a ellos, se han reanudado los programas de trasplantes, incluso los de donantes vivos.
Actualmente, ¿cómo valora la calidad de los órganos y su duración? ¿Se hacen retrasplantes si algo falla?
Los trasplantes se desarrollaron en la Medicina a partir de 1984, año de la comercialización del primer medicamento antirrechazo eficaz, la ciclospsorina. Hasta entonces los tratamientos eran muy “primitivos”, basados en esteroides conazatioprina y la duración de los órganos trasplantados era muy limitada. Con la aparición de nuevos y magníficos fármacos contra el rechazo, la mayor duración y mejor función de los injertos ha sido espectacular.
También ha influido positivamente la gran experiencia de los equipos trasplantadores, las técnicas de preservación de los órganos y la magnífica organización de la ONT, que agiliza los procesos, disminuye los tiempos de isquemia de los órganos y garantiza la seguridad de los trasplantes.
Sin embargo, ha influido negativamente la mayor edad de los donantes fallecidos, que actualmente es de 61 años de media. En cambio, ha aumentado sensiblemente la edad de los receptores, pudiéndonos encontrar en las listas de espera a enfermos de edad muy avanzada.
Si con paso de los años fracasara la función de los injertos trasplantados,siempre que tengamos donantes, sin dudarlo, se podrán hacer retrasplantes . Es uno de los motivos por lo que hay que seguir fomentando las donaciones de órganos. Conozco a personas trasplantadas 3 y 4 veces de hígado haciendo vida normal y con un gran futuro por delante. También a algunos retrasplantados de corazón, a muchos de riñón…..
¿Recuerda algún trasplante con especial emotividad mientras ocupaba en cargo de Coordinador de trasplantes?
Sin dudarlo, todos los trasplantes renales infantiles. Ver a niños atados a un riñón artificial, desde bebés hasta los 17 años, siempre me motivó en la lucha para fomentar las donaciones. Son momentos inolvidables los nacimientos de niños de mujeres trasplantadas y, para un intensivista, siempre es muy emocionante lograr que sean un éxito los trasplantes cardíacos y hepáticos urgentes en “Código Cero”, en personas que nunca estuvieron enfermas con fracaso irreversible de estos órganos vitales.
¿Cómo cambia la vida de alguien que recibe un órgano?
Un trasplante solo le cambia la vida alos enfermos que reciben un riñón o un páncreas, al liberarlos de la esclavitud de la diálisis o de la insulina. Los demás trasplantes, al hacerse en enfermos terminales, les salvan la vida, les regala una “prorroga” en la vida increíble y larguísima. Ellos dicen que “vuelven a nacer” y llegan a celebrar dos cumpleaños. Conozco a personas trasplantadas de hígadode hace más de 30 años, otros que viven con su nuevo corazón desde hace 30 años, trasplantados de pulmón de hace mas de 20 años, a un trasplantado renal de donante vivo de hace 44 años, trasplantados de hueso de hace 20 años, de córnea de casi 40 años….
En Sevilla tenemos el primer Monumento al Donante de órganos de España
Efectivamente, y quizás el primero de Europa. Está delante del Hospital U. Virgen del Rocío. Lo inauguramos en mayo de 1996, hace ya 24 años, por iniciativa de un grupo de sanitarios y de trasplantados hepáticos. Quisimos hacer un homenaje duradero a unas personas excepcionales que salvan vidas, auténticos héroes sociales, y a unas familias que fueron capaces de transformar su dolor y sus lágrimas en vida y Esperanza para muchos enfermos terminales. Sin ellos, sin los donantes, no son posibles los trasplantes.
Las personas trasplantadas nunca olvidan a sus donantes. Cada vez que amanece un nuevo día, que respiran, que se enamoran, que besan a sus hijos, a sus nietos o disfrutan de los momentos que realmente merecen la pena, están rindiendo homenaje a esos “ángeles” que le salvaron la vida.
Para ser donante de órganos, ¿qué se necesita?
Solamente hablar con la familia, que es quien decide en caso de fallecimiento. Este tiene que ocurrir en unas circunstancias muy especiales, como son con muerte encefálica o asistolia en la UCI de un hospital o en una UVI móvil. Decirles que si tras una muerte, cuando ya no necesitamos el cuerpo, se puede salvar alguna vida, que digan si a la donación.
Aunque en España, por la Ley de Trasplantes de 1979, todos somos donantes al morir si no se ha manifestado lo contrario en vida, siempre se pide autorización a la familia más directa, que es quien decidirá. En los casos judiciales también interviene el juez de guardia. Si tenemos firmado el Testamento Vital, se respetará en todo momento la decisión que, en vida, la persona haya tomado, libremente y ante notario.
Los donantes vivos necesitarán superar un exhaustivo chequeo médico y psicológico. Todo el proceso estará controlado, según ley, por el Juez para garantizar la seguridad del donante, su altruismo y el éxito del trasplante.
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