Carta a la Atención Primaria
Querida Atención Primaria:
Estaba pensando cómo celebrar tu día. Bueno, pues qué mejor manera que trabajando (qué remedio) y diciéndote que, a pesar de los pesares y de las telas marineras, te quiero.
Tengo muchos PEROS, ¿eh? Traidora… Sin embargo, no me sale machacarte y mucho menos en tu día. Que no me sale, que no... ¡Si para mí eres la Primera! Hay cosas que debes mejorar, ¿eh? Ya lo sabrás...
Porque te quiero muchísimo, aunque a veces me lo pongas tan difícil, ¡pero que muy difícil! Es que te dejas influenciar demasiado, muchos opinan y toman el mando sobre ti, y a ratos pienso: ¿en qué te has convertido? ¿O te han convertido? Que voy a envejecer a tu lado convirtiéndome en una protestona cascarrabias.
Pero, entonces, de repente, me das una buena noticia, una satisfacción, un gracias de corazón, me haces sonreír, sentir bien… Y me ablando. Si por algo te elegí, yo sabía que hacía bien.
En esta época del año en la que los médicos que se han examinado del MIR y tienen que elegir su especialidad, revivo cuando te elegí, convencida, y presioné el botón del “sí, quiero”. Te volvería a elegir entre todas, porque para mí eres la más bonita y la más completa. Me has acompañado todos estos años por centros de salud, hospitales y ambulancias; he compartido contigo grandes momentos y grandes enseñanzas, por supuesto de Medicina, pero también de la vida.
No dejo de aprender de ti y no dejas de sorprenderme, ¡lo llevas todo para adelante! No tienes miedo a nada, ni a lo urgente, ni a lo banal; no pones límites de edad, desde el nacimiento hasta el final, estás siempre disponible para todos… ¡Si es que eres para quererte!
Tengo que confesarte que muchas veces he tenido que dar explicaciones de por qué te quiero. Mucha gente a mi alrededor no entendió en su momento cómo me enamoré de ti. Les parecías poca cosa, vulgar... Y muchos siguen sin entender cómo te sigo queriendo e incluso aguantando. Pero a mí no me importa, yo te conozco y sé lo que vales. A muchos no les caes bien, ya te habrás dado cuenta. Eso es normal, no se puede gustar a todos. Pero lo que me duele es que te ninguneen y que te pongan cortapisas personas que te podrían ayudar a crecer, eso me molesta mucho. Te tienen apartada y deslucida, no te dejan dar lo mejor de ti. No obstante, somos muchos los que te queremos y damos la cara por ti, y no vamos a parar.
Cuídate, tú eres la Primera, y cuídanos, para que podamos seguir cuidando de las personas. Por eso estamos aquí, ahora y para siempre.
Ana María Gómez Martín
Vocal de Atención Primaria del RICOMS
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